Entre bastidores: Beolab 50
Menos siempre es más
Andre Poulheim y Thorsten Frackenpohl recorren los pasillos de las oficinas de Struer donde se encuentran los directores conceptuales. Recién aterrizados de Colonia, los dos diseñadores alemanes arden en deseos de empezar. La tarea que les ocupa: hacer los últimos ajustes en el nuevo altavoz Beolab.
Hace 4 años que Bang & Olufsen empezó a trabajar con Noto, el estudio de diseño de Poulheim y Frackenpohl. Hasta la fecha, el fruto de esa colaboración son los sistemas de sonido Beosound Essence y Beosound Moment, y el innovador altavoz Beolab 90.
Cada prueba es igual de emocionante, sencilla y difícil. "Tenemos que cumplir y superar las expectativas de los clientes, y debemos hacerlo con sutileza y eficacia”, dice Andre Poulheim antes de señalar que hubo muchas reuniones y se trabajó mucho con el equipo de concepto y diseño de Bang & Olufsen antes de establecer la identidad del producto. ¿Iba a sustituir al altavoz con más éxito de la historia, el Beolab 5? ¿Iba a ser el hermano pequeño del Beolab 90, probablemente el altavoz más innovador del mercado actual? ¿O iba a ser algo totalmente independiente?
Como con la mayoría de las cosas Bang & Olufsen, se optó por algo totalmente único.
Despídase de sus creaciones más queridas
"Empezamos con una geometría clara y rotunda. A partir de ahí, fue cuestión de ir perfeccionándolo lo máximo posible", dice Andre Poulheim. Antes, los productos Bang & Olufsen solían presentar líneas rectas y geométricas, con un aire casi gráfico. El departamento de diseño ha ido suavizando los perfiles, inclinándose por formas y detalles más naturales cuando tiene sentido. Es lo que ocurre también con Beolab 50.
"Lo que atrae a la gente es que un producto tenga una función clara y, durante años, conserve su razón de ser”, afirma Andre Poulheim.
Beolab 50 es un altavoz de insuperable rendimiento que ha heredado algunas de las bases vanguardistas desarrolladas para Beolab 90. Lo fundamental a la hora de trabajar en algo tan complejo desde el punto de vista tecnológico como este altavoz es controlar bien los componentes y la mecánica, porque el objetivo siempre es ocultar o embellecer la bestia que hay en el interior. "Menos siempre es más trabajo", comenta Andre Poulheim con una sonrisa antes de añadir: "Y Beolab 50 cuenta con un frontal muy limpio y dos partes traseras muy diferenciadas. El resto no se ve a simple vista. Una sólida estructura de aluminio mantiene todas las funciones en su sitio y proporciona una gran estabilidad. Se pueden ver los elementos esenciales, pero los más intrincados quedan ocultos. Parece sencillo, pero es un trabajo difícil".
"Lo que atrae a la gente es que un producto tenga una función clara y, durante años, conserve su razón de ser”.
Andre Poulheim
Diseñador industrial
Era importante que el producto presentara parte de la tecnología del Beolab 90, lo que se logró gracias a la lente acústica que sube lentamente desde el interior del cuerpo para analizar la habitación cuando se enciende el altavoz y vuelve a ocultarse al apagarlo. "La lente es tan llamativa que rompería la estructura simplificada del altavoz si estuviera siempre a la vista. Por eso se mueve y aporta un toque mágico", dice Andre Poulheim, quien luego subraya: "Pero es una parte funcional al reproducir música. Cumple un propósito claro e ilustra la tecnología, algo imprescindible. Cuando se apaga el altavoz, la lente desaparece automáticamente".
Rendimiento interior, belleza exterior
En lo visual, Beolab 50 evoca tanto a los altavoces de alto rendimiento como a los altavoces de diseño, además de tener toques de estilo procedentes de Beolab 18, Beosound Moment y Beovision 14. Las láminas de madera definen claramente la parte posterior. Si se hubiera utilizado un tejido, no podría verse directamente la parte de atrás. Si nos colocamos detrás del altavoz y miramos las láminas en línea recta, percibimos la intensidad del producto y vislumbramos la potencia que se esconde en su interior.
“Se puede entrever la tecnología del interior, pero en cuanto se cambia de ángulo, lo único que se ve es la superficie y los materiales”, afirma Andre Poulheim, señalando que las láminas de madera también aportan un contraste natural y cálido a la elegante estructura de aluminio que lo envuelve todo.
El cuerpo de aluminio es una historia en sí misma. Sin ningún signo de timidez, el metal pulido y torneado se muestra tal y como es. Se puede ver el contorno, intuir la solidez del altavoz, distinguir claramente los espacios entre el metal, la madera y el tejido, apreciar el fruto de los 92 años de ingeniería de precisión necesarios para crear algo tan excepcional como Beolab 50.
"La parte inferior del altavoz es más ligera, más pulida, como una bailarina de puntillas", dice Andre Poulheim, "y ocupa poco espacio, así que es fácil encontrar su sitio en casa. En realidad, es una cuestión de equilibrio y, jugando con volúmenes, superficies y formas, logramos crear algo que fácilmente pudiera atraer a todo el mundo". La versatilidad del Beolab 50 en cuestiones de aspecto es otra de las dimensiones del producto que lo acerca a nuestro público. Cambiando las láminas y el tejido, consigue la bailarina que mejor se adapta a usted y a su decoración.
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