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Bjarke Ingels

Si las personas somos diferentes, ¿por qué son iguales todos los hogares?

El conocido arquitecto e ideólogo danés Bjarke Ingels nos invita al interior de su casa y nos cuenta sus ideas sobre arquitectura, tecnología y Bang & Olufsen.

Bjarke Ingels sentado en su salón

Su primer gran diseño fueron las viviendas VM, un galardonado proyecto residencial del año 2005. Situadas en una zona nueva a las afueras de la capital danesa, Copenhague, los dos bloques de viviendas forman las letras V y M. Por aquel entonces, él y Julien de Smedt eran socios en PLOT Architects, empresa encargada del proyecto. Se trata de un proyecto simbólico porque gira en torno a una forma de vida moderna y flexible, un tema que vamos a tratar aquí.

"Las instrucciones para la construcción de las viviendas VM eran que fueran lo más asequibles posible, ya que en aquella época nadie sabía qué iba a pasar con esa zona. Tomamos la decisión consciente de hacer los pisos lo más sencillos posible. Creamos pisos con techos muy altos y con mucha luz natural", afirma Bjarke Ingels mientras nos acompaña por su casa recién restaurada.

"Ahora que lo pienso, la fórmula que empleamos para las viviendas VM es la que acabo de utilizar en mi propio apartamento. He quitado algunas paredes para dejar que entre la luz natural y, básicamente, he ampliado el espacio habitable". Admite que el proceso de reforma no fue exactamente según lo previsto, porque el camino de la idea a la ejecución está lleno de dificultades. Casi nunca usa la palabra "problema" y, como señala con cierto humor: "Seguramente, en cuanto terminemos aquí, ya estaré pensando en la siguiente casa".

  • Imagen de la cocina de Bjarke Ingels

Adiós a las tradiciones. Creación de espacio para vivir

"Si observamos la forma tradicional de distribuir las habitaciones de una casa, encontramos muchas funciones independientes y unidas al mismo tiempo pero, en realidad, el único lugar donde realmente necesitamos cerrar la puerta es el cuarto de baño. ¿Quizá la gente podría sacar provecho de unos espacios más abiertos?"

Para Bjarke Ingels la respuesta es clara y, cuando vemos lo que lograron con las viviendas VM, casas muy versátiles dentro y fuera y preparadas para un cambio radical, encontramos una noción humana básica que activó todo: lo único seguro es el cambio.

Construyeron lo que describieron como casas programáticamente flexibles para su propia generación, casas abiertas a las necesidades de cada persona individual que, al mismo tiempo, atendían los requisitos de un abanico de formas de vida.

"En vez de tener todos esos metros cuadrados sin usar, siempre intento activar toda la casa, teniendo también en cuenta los diferentes usos y funciones que encierran las cuatro paredes", afirma Bjarke Ingels. "Me planteo cada vivienda como un lienzo personal, el lugar donde las pertenencias de cada uno dan el toque final. Los cuadros de las paredes, los libros de las estanterías y las alfombras del suelo dan vida a su hogar. Los metros cuadrados activos y los techos altos son los elementos básicos más importantes con los que contamos –podríamos llamarlos "propiedades primas", independientes del gusto y la personalidad de cada uno".

¿Un lugar para la tecnología en el hogar de hoy?

Vivimos en una época en la que la tecnología está cada vez más presente en las casas, escondida en todos los productos imaginables y oculta a simple vista. La cuestión es cómo aprovechar y equilibrar estos avances, porque a menudo la tecnología se ha vuelto en nuestra contra al hacerla demasiado compleja y añadir demasiadas opciones, justo lo contrario a lo que debería conseguir: hacernos la vida más fácil y, quizás, también más agradable. "Es fundamental que, en lo posible, nuestra casa cuente con unas cualidades tecnológicas propias. Podemos controlar la música, el televisor, la temperatura y las luces con nuestro smartphone o el terminal a distancia Bang & Olufsen. Si está bien diseñada, la tecnología puede mejorar la vida", afirma Bjarke Ingels mientras apunta el terminal a distancia plateado a diferentes espacios de la habitación. Su Beovision Avant muestra una presentación de los próximos edificios BIG, mientras la música de la radio inunda todos los rincones de la casa.

La ciencia ficción es uno de los géneros literarios favoritos de Bjarke Ingels, quien menciona al escritor de culto Philip K. Dick porque tiene la mejor definición del género. “Parafraseando a Philip K. Dick, la ciencia ficción no es óperas espaciales ni historias futuristas, es un género basado fundamentalmente en algún tipo de innovación o nueva forma de pensar, a menudo, una nueva forma de pensar en la tecnología como parte de nuestras vidas, aunque podría ser algo cultural, político o lo que sea”. “Aunque al principio parezca descabellado, lo importante es observar el mundo que se conoce y añadir ese elemento de innovación. Entonces se plantea: ¿qué potencial tiene la innovación y cuáles son sus consecuencias? Y esa es la base para crear su exploración narrativa".

"La tecnología es una fuente constante de innovación y circunstancias nuevas y, como diseñador, se pueden explorar las posibilidades y consecuencias de esa evolución. Un arquitecto no diseña el mismo edificio dos veces, porque las cosas van cambiando de forma sistemática. Cambia el modo de vida de las personas, igual que sus herramientas y oportunidades. Tenemos que aprovechar esos cambios y, por regla general, la tecnología está de alguna manera presente en nuestros proyectos", afirma Bjarke Ingels.

"El diseño no es un objetivo sino un medio para lograr un fin. Se trata de crear algo que mejore la vida de las personas para las que se diseña. Cómo lograrlo es responsabilidad del proceso de diseño, pero el objetivo en sí es la vida que viven".

Bjarke Ingels

Cuando hablamos de tecnología en el hogar, surge un posible conflicto. La tecnología da vida a todo, hace que todo y todos seamos accesibles. Siempre se está conectado pero, ¿cómo encaja esto con la intimidad del hogar? Hubo un tiempo en que su hogar era un lugar seguro y, a menos que llamaran al teléfono fijo, solo hablaba con las personas de casa. Ahora siempre se está conectado, siempre localizable.

"El tiempo es oro y hoy en día es difícil conseguir un poco de paz y tranquilidad. Hay Wi-Fi hasta en los aviones". Al hablar con él, transmite la sensación de contar con el don de convertir los inconvenientes en recursos, como cuando añade: "Lo positivo es que siempre se tienen las herramientas tecnológicas al alcance de la mano, se puede trabajar desde cualquier parte y se tiene la posibilidad de eliminar el tiempo improductivo. En definitiva, la tecnología supone un ahorro de tiempo y permite estar presente cuando realmente importa. Es como arreglar las cosas desde el asiento trasero de un taxi en el camino de vuelta a casa y haber terminado el trabajo al llegar".

Además, el hecho de estar siempre conectado no significa que haya que estar siempre disponible. Como señala Bjarke Ingels, las personas somos dueños de la tecnología, de nosotros depende cómo la utilicemos.

"Hace años, el teléfono fijo sonaba y sonaba hasta que se contestaba. Se podía desconectar, pero nadie lo hacía. La gente dejaba lo que estaba haciendo para responder y dejar de oír el ruido. Así que, aunque la tecnología era menos omnipresente, nos exigía mucho más. Ahora solo hay que poner en silencio el móvil para no responder si no quiere. Y, cuando quiere estar tranquilo, pone el teléfono en modo avión. Cuando se trata de tecnología, tiene el control en sus manos. Es una cuestión de conducta: si ocupa demasiado espacio y tiempo en su casa, puede cambiarlo".

  • Bjarke Ingels sentado en su sofá
Salón de Bjarke Ingels

Emociones: El sello del diseño escandinavo

Al hablar con Bjarke Ingels se nota que no se siente especialmente escandinavo, pero desde que se mudó a los EE.UU. se ha dado cuenta de que lo que mueve al diseño y, quizá a la cultura en general, de Escandinavia es cierta empatía social y una apreciación de la naturaleza, ya sea desde un punto de vista medioambiental o como una inclinación por los materiales naturales. "Creo que otra cosa que evoca a Escandinavia es su estilo franco y claro. Nuestros diseños tienen un aire más directo. El estilo no es una capa que se pone al final como adorno o como toque de diseño. Intentamos reflejar las características inherentes a un producto determinado y lo vamos refinando para presentar la esencia de lo que necesita la gente", afirma Bjarke Ingels.

"Ese refinamiento y comprensión contextual es lo que representa a Bang & Olufsen. Crecí con los productos y viví en un mundo de alta tecnología y laminados –o, más bien, madera, cristal y aluminio", se detiene un momento al rememorar su infancia.

"Intentar entender a la gente; eso es lo que Bang & Olufsen lleva décadas haciendo. Siempre se han puesto en el lugar de los clientes, en vez de limitarse a mirar lo que pasa a su alrededor". Se muestra muy contundente cuando afirma, "creo que la frase correcta es: el diseño no es un objetivo sino un medio para lograr un fin. Se trata de crear algo que mejore la vida de las personas para las que se diseña. Cómo lograrlo es responsabilidad del proceso de diseño, pero el objetivo en sí es la vida que viven".

"El concepto que me viene a la mente al hablar de iconos de diseño es el de competencia profesional. Tener esa capacidad de cuidar y preocuparse realmente por el ámbito de actividad es lo que diferencia a una empresa como Bang & Olufsen. Cuando se combina esa característica con una apuesta firme por la función y la forma, se logra una sensación de naturalidad y sencillez. Pero cuesta mucho que la gente perciba la naturalidad y sencillez que ofrecen los productos", afirma Bjarke Ingels.

En estos tiempos en que los ciclos de vida de los productos son cada vez más cortos, ¿es posible que surja un conflicto si se ofrece justo lo contrario?

"Está claro que en algún sitio hay un dilema, pero lo uno no excluye lo otro. Creo que volvemos al concepto de competencia profesional. Siempre he proclamado que la arquitectura, el diseño y la tecnología son evolutivas, no revolucionarias. Los cambios no surgen de la nada y no se puede empezar de cero todo el tiempo. Se trabaja sobre lo que se ha hecho y aprendido hasta ese momento, así es como se va avanzando", afirma Bjarke Ingels.

"A veces las cosas pueden tener un impacto casi revolucionario o parecer realmente innovadoras cuando se ven por primera vez pero, cuando se examinan de cerca, se percibe que esa teórica innovación es claramente una mejora", afirma Bjarke Ingels antes de concluir: "Lo veo en nuestro propio sector, donde las supuestas novedades suelen ser ajustes y perfeccionamientos en cosas ya hechas. Y si algo da la impresión de ser brillante, surge la sospecha de que seguro que ya se ha hecho antes porque parece tan evidente".

La frontera entre lo brillante y lo trivial es muy fina. Según Bjarke Ingels, si se pone a las personas en primer lugar y se tiene una filosofía clara, se va por buen camino. Totalmente de acuerdo.

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